Si esta planta midiera 50 cm y no los modestos 10-20 que alcanza, hubiera sido codiciada por cualquier jardinero, pues hay que reconocer que sus flores se encuentran, en mi modesta opinión, entre las más bellas del bosque.
El diente de perro (Erythronium dens–canis) es una especie primaveral que crece en hayedos y varios tipos de robledales con suelo algo ácido, es decir, algo arenoso.
Tiene dos hojas opuestas y elípticas que nacen de la base y que presentan manchas de color pardo-granate. Posee un bulbo blanquecino con la forma del diente de un perro, origen de su nombre científico y común. A su vez, Erythronium deriva del griego erythros, rojo, por el color de sus flores.
Éstas son solitarias y elegantes, con 6 tépalos rosados o púrpuras curvados hacia atrás que dejan así a la vista 6 estambres coronados por anteras azules y el estilo (femenino) dividido en tres estigmas.
Es una planta que apenas ha tenido usos tradicionales, tal vez por estar muy dispersa, aunque el cocinero Andoni Luis Aduriz, del restaurante Mugaritz, que además es un investigador de la botánica silvestre con fines culinarios, ha utilizado sus flores para decorar algunos platos.
Y como curiosidad he de mencionar su alianza con las hormigas para dispersar sus semillas: efectivamente, éstas poseen en su exterior una sustancia nutritiva llamada eleosoma, rica en aceites, que atrae a las hormigas; los insectos las transportan al hormiguero para consumirla dejando enterradas las semillas en las zonas de desecho del nido, donde se facilita su germinación. A esta manera de dispersar las semillas se le denomina mirmecocoria (del griego myrmekos, hormiga) y es utilizada por otras plantas como la falsa acacia, de cuyas semillas con eleosoma he adjuntado una fotografía que permita entender mejor la cuestión.