La clemátide, aliada de los mendigos

Habréis observado en estos meses que una planta tipo enredadera y cubierta de una especie de bolas blanquecinas recubre profusamente los arbustos de las cunetas y bordes de caminos. Se trata de la clemátide (Clematis vitalba), una liana también llamada hierba de los pordioseros, hierba de las llagas etc… y que en euskera se denomina ahien zuria; las esferas blancuzcas son sus frutos, formados por una parte dura que contiene la semilla y un penacho cubierto de pelitos que le facilitará viajar arrastrado por el viento (como se ve en la primera fotografía).

Conjunto de frutos de la clemátide formados cada uno de ellos por una parte dura y un filamento cubierto de pelos
Frutos de la clemátide provistos de pelitos para ser dispersados por el viento

Trepa por los árboles hasta 20 m de altura, para lo que utiliza el rabillo de las hojas, capaz de enrollarse en troncos y ramas. Luego se cuelga y puede formar una verdadera maraña en el arbolado. Florece en verano siendo sus flores de color verde pálido o blancas y para otoño comienza a dar fruto.

Un tallo de clemátide con frutos se enrolla sobre una verja de metal
Clemátide con frutos cubriendo una verja. Bóveda

El nombre común de hierba de los pordioseros le viene dado porque posee sustancias que irritan la piel (si se consume puede ser incluso mortal); esto lo sabían bien los mendigos de la Edad Media, que se frotaban el cuerpo con su jugo para provocarse llagas y así, al dar más pena, conseguir mejores limosnas.

Frutos de color blanco en una planta de clemátide durante el invierno
Frutos de la clemátide que perduran en invierno. Bóveda

Hay otro uso curioso que me han comentado vecinos de Bóveda, y es que cuando eran chavales fumaban sus tallos, a los que llaman brigaza (en otros sitios le llaman bigaraza, virgaza, ligarza…) y parece ser que ha sido una costumbre bastante extendida por muchas regiones.

Tallos de clemátide cortados como si fueran cigarrillos
Tallos de la clemátide a los que llaman brigaza en Bóveda (Valdegovía)

Desconozco otros usos de esta enredadera en Valdegovía, pero en otras zonas peninsulares sus tallos se han utilizado también para hacer sogas y cestos. En algunos casos es capaz de estrangular los troncos finos de los avellanos, dándoles formas curiosas, circunstancia que han aprovechado los artesanos de Picos de Europa para hacer llamativos bastones.

Conjunto de flores de la clemátide de color blanco en primavera
Flores de la clemátide. Tobillas (Valdegovía)

Nota:

La etnobotánica es la disciplina que estudia el uso tradicional de las plantas, por ejemplo para fabricar herramientas, objetos de cestería o teñir tejidos, entre otros muchos. Si conocéis el uso que se haga en nuestro valle o en zonas aledañas (Añana, San Zadornil) de alguna especie, tanto en la actualidad como en el pasado, os agradecería que me lo comunicarais.

Plantas parásitas, expertas ladronas

El parasitismo es una forma de vida que se da en todos los grupos de seres vivos y no podía faltar en las plantas. En ese caso, la planta parásita inserta sus raíces en la hospedadora y le roba el alimento, evitando de esa manera el farragoso proceso de la fotosíntesis. ¡Así son los caminos de la evolución biológica!

Os presento a dos especies que podemos ver en el mes de enero, el muérdago (sus frutos todavía perduran) y Lathraea clandestina, cuyas flores comienzan a verse ya.

Frutos del muérdago de color blanco y forma esférica
Frutos del muérdago (Viscum album). Valluerca

El muérdago (Viscum album), que en euskera se llama mihura, crece sobre manzanos, álamos, espinos…y se considera semiparásita, ya que tiene clorofila y puede fabricar su propio alimento, pero gracias al agua y a las sales que chupa de los árboles en los que habita.

Cuando la semilla germina, la pequeña planta desarrolla unas raíces que llegan hasta el interior de una rama y comienza a robarle líquido nutritivo (savia bruta). Según crece, sus tallos, que salen en muchas direcciones, se van ramificando (bifurcando) y terminan por darle a la planta ese aspecto esférico que podemos ver con facilidad ahora que los árboles están desnudos

En primavera echará la flor, apenas visible, pudiendo ver que hay individuos hembras e individuos machos. En otoño tardío surgirá el fruto, una baya de color blanco muy reconocible y que es tóxica debido a una sustancia llamada viscotoxina. La pulpa es viscosa (de ahí Viscum) y contiene una semilla, rodeada por una proteína, la viscina, que juega un papel importante como veremos a continuación.

Pero antes, una pregunta, ¿cómo es posible que el muérdago crezca a semejante altura? Pues gracias a los zorzales, mirlos y otras aves que se alimentan de sus bayas. Tras ser ingeridas, la viscina protege a las semillas de la digestión y además las adhiere a la rama cuando el ave las defeca; así comienza el desarrollo de una nueva planta.

El muérdago es una planta muy presente en la tradición popular. Existe constancia de que los pueblos celtas la veneraban pues la consideraban protectora frente al rayo y otras amenazas e incluso en Euskal Herria, hoy en día, se usa en las casas como amuleto navideño, a lo que hay que sumar la extendida costumbre de besarse bajo un ramillete para conseguir un amor eterno. ¡Por probar que no quede!.

La otra especie es Lathraea clandestina, una de mis parásitas favoritas que ya comienza a florecer bajo avellanos, alisos y otros árboles, eso sí, en lugares sombríos y húmedos.Sus tallos y hojas, que al no tener clorofila son de color blanquecino, son subterráneos, motivo por el que la planta pasa desapercibida (de ahí el nombre clandestina). Las raíces están insertadas en los árboles que he comentado, a los que roban azúcares, proteínas y otras sustancias nutritivas.

Grupo de flores de color púrpura que pertenecen a la especie Lathraea clandestina
Flores de Lathraea clandestina sobre las raíces de un avellano. Villanueva

Pero hay un momento en el que abandona la clandestinidad y se hace visible. Ocurre en invierno y más en primavera, cuando a ras del suelo surgen sus flores de un bello color púrpura o violeta con un labio superior que tiene forma de caperuza. Forman llamativos grupos de hasta 15 flores y cada una puede medir hasta 10 cm. Ese es el momento de observar a esta curiosa especie, pues luego volverá a ocultarse. Espero que la disfrutéis si la encontráis en vuestros paseos.

Grupo de flores de color púrpura que pertenecen a la especie Lathraea clandestina. Se ven también los tallos y las hojas de color blanco o beige
Lathraea clandestina mostrando sus tallos y hojitas subterráneas