Día de Darwin, gracias Charles

Hoy se celebra en todo el mundo el Día de Darwin, padre de la teoría de la Evolución de las especies que cambió radicalmente nuestra percepción de la naturaleza y de cómo surgió el ser humano sin tener que recurrir a un origen divino carente de pruebas.

Flor de una orquídea silvestre con aspecto de abeja
Ophrys apifera, una orquídea silvestre que ha desarrollado una flor con aspecto de abejorro para atraer a esos insectos y conseguir la polinización

Charles Darwin (Inglaterra 12 de febrero de 1809-1882) vivió en una época dominada por las ideas religiosas que aceptaban e imponían que los seres vivos fueron creados por un dios. En ese ambiente social, uno puede imaginar la tensión que pudo sentir al atreverse a publicar su imprescindible libro El origen de las especies por medio de la selección natural (1859). El revuelo fue monumental, tanto en el mundo científico (que no aceptaba la teoría) como especialmente en el religioso, pues descartaba la mano creadora de Dios (en la actualidad diversas ramas del cristianismo siguen negando el origen natural del ser humano). Por fortuna, el apabullante número de pruebas que aportó obligó a los científicos a aceptar unánimemente sus postulados, que fueron finalmente completados con el descubrimiento de los genes, del ADN y demás mecanismos de la herencia.

Oruga de mariposa de la especie Calliteara pudibunda mostrando sus largos pelos que contienen sustancias irritantes
La oruga Calliteara pudibunda desarrolló pelos urticantes para defenderse de las aves. ¿No es fascinante?. Hayedo de Bóveda

Como bien es sabido, Darwin proponía que los organismos evolucionaban con el tiempo en la medida que se iban adaptando a los cambios que ocurrían en su entorno a largo plazo (miles o millones de años): sequías, glaciaciones, desecación de mares y lagos… Los adaptados, sobrevivían, los demás, se extinguían; es decir, había una selección natural, no siempre del más fuerte, sino del mejor adaptado.

Araña cangrejo Synema globosum de colores amarillo y negro sobre una flor amarilla
El mimetismo de las arañas cangrejo (Synema globosum) con las flores sobre las que esperan una presa es un bonito caso de adaptación al entorno. Corro

Él sabía que se producían cambios en la descendencia de plantas y animales y que algunos eran beneficiosos y además heredables. Claro está, no sabía que esos cambios, llamados mutaciones, se dan en los genes ( secciones del ADN que regulan todas las características de un organismo). Pero acertó en lo fundamental y desde entonces sabemos que los humanos provenimos de otros primates que a su vez surgieron de mamíferos menos complejos, que a su vez surgieron de reptiles, que a su vez….hasta llegar a las primeras células hace unos 3.500 millones de años.

Frutos de tipo villano de una planta asterácea dispuestos a ser transportados por el viento
Los frutos de las asteráceas suelen tener un penacho de pelos (abuelitos) que les permitirán viajar largas distancias llevados por el viento, una perfecta adaptación para prosperar

Darwin es sin duda un referente para la ciencia pero también para los naturalistas, pues él fue uno de los mayores que hemos conocido y le agradezco que me haya hecho comprender el origen de la fascinante variedad de la vida. Las fotografías de esta entrada reflejan tímidamente algo de esa variedad y de cómo plantas y animales se han adaptado a su entorno particular; cada una de ellas daría juego para más y más preguntas cuyas respuestas se encuentran, sin duda, en la Teoría de la Evolución.

Cordiceps militaris, un hongo contra la procesionaria del pino

Cordiceps militaris es otro de esos hongos extraños que habitan especialmente en pinares. Su fructificación – el equivalente a lo que llamamos seta – mide hasta 5 cm, tiene un aspecto de garrote o maza, una textura granulosa y un llamativo color naranja vivo o incluso rojo.

Un ejemplar del hongo cordiceps militaris, de color naranja, crece sobre una larva de un insecto
Cordiceps militaris (4 cm) sobre una pupa de insecto. Pinar de Bóveda.

Los especialistas le consideran una especie entomopatógena (disculpas por el tecnicismo, pero de vez en cuando nos viene bien aprender nuevas palabras), lo que significa que ataca a los insectos para alimentarse de ellos. Realmente infecta a las pupas, una de las fases de vida subterránea en la metamorfosis de algunos insectos y de la que saldrá un adulto totalmente diferente (por ejemplo, una mariposa). Para ello, inserta sus filamentos en la pupa, absorbe sus jugos vitales y fructifica, tal como se ve en la fotografía superior.

Resulta que entre sus alimentos habituales está la pupa de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), esa oruga irritante que conocemos muy bien, al igual que sus nidos blancuzcos tan abundantes en los pinos. Por ese motivo hay técnicos agrícolas que plantean utilizar este hongo como arma biológica contra la plaga de la procesionaria ( en internet se pueden comprar botes con esporas de esta especie para espolvorear el suelo).

Grupo de orugas de la procesionaria del pino
Procesionaria del pino. Bóveda

También se le asignan propiedades medicinales, pero a ese nivel su compañero de género, Cordiceps sinensis, que crece en Asia, se lleva todo el protagonismo, como se puede comprobar echando un rápido vistazo por la red.

Y por supuesto, no tiene valor culinario pero encontrarlo es una agradable sorpresa.