Historias curiosas sobre los cultivos de adormidera

Nota: las fotografías están tomadas hace unos años y a fecha de hoy esas fincas están ocupadas con cultivos convencionales.

No pensaba escribir sobre los cultivos alaveses de la adormidera o planta del opio (Papaver somniferum) que en euskera se llama lo-belarra (hierba del sueño) pero una reciente noticia en los periódicos me ha animado a hablar sobre el tema.

Adormideras con la cápsula desarrollada en un cultivo autorizado

La noticia habla de “los vampiros del opio” (un término exagerado en mi opinión), personas que viajan por diversas regiones en busca de plantaciones tanto legales como fincas en las que la planta crece de manera silvestre, sin tutela.

Se mueven en la época en la que la adormidera tiene ya su fruto, una llamativa cápsula verde que además de guardar en su interior las semillas, produce un latex que rezuma cuando se raja con un cuchillo. Es este latex u opio, rico en potentes sustancias con efectos narcóticos, lo que buscan estos “vampiros”, algo que por otra parte llevan haciendo los humanos desde hace al menos 5000 años a.e.c.

Adormideras en flor en un cultivo autorizado

Sin embargo esta forma de consumo plantea dos peligros: la adicción (algo que también ocurre con los fármacos opiáceos como la morfina) y la sobredosis accidental, pues en cada planta la composición del latex puede variar.

Más allá de esta curiosa noticia, la realidad es que los cultivos de adormidera son uno más de los que pueden realizarse en Álava y otras muchas zonas peninsulares. Eso si, cada uno de ellos cuenta con un permiso específico y estará vigilado por la policía para evitar lo comentado antes.

Fruto con forma de cápsula de la adormidera

Además cada año sólo se dan las licencias necesarias para cubrir la demanda anual de fármacos.

Florece en primavera y se recolecta en verano. Se desechan las raíces y las hojas, las semillas se apartan para su uso en panadería y bollería (su contenido en alcaloides es ínfimo) y el resto, llamado paja de adormidera, se envía a la empresa Alcaliber, única autorizada y que se dedica a la producción de fármacos opiáceos.

Adormideras con sus cápsulas

¿Cuáles son estos fármacos? Pues entre otros, medicamentos fundamentales en la medicina moderna: morfina para aliviar el dolor intenso, tebaína para obtener analgésicos como la oxicodona, codeína y noscapina contra la tos, y papaverina para mejorar la circulación sanguínea.

En nuestro valle los cultivos son muy llamativos en la época de la floración y cuando producen el fruto recuerdan a campos de países del SE asiático. Recuerdo mi primera sensación de estupefacción cuando vi uno de ellos!

Semillas de adormidera utilizadas en panadería y bollería

Más allá de que podamos ver estos exóticos cultivos de forma intermitente, siempre nos quedarán los campos de amapolas (Papaver rhoeas, su pariente), que esas si, cada año alegran el paisaje (aunque algún agricultor podría discrepar de esta afirmación, claro está).

Plantas medicinales si, pero…

En este blog publicaré muchas entradas sobre la flora de Valdegovía. En cada caso incluiré algún dato curioso relacionado con su utilidad, mitología u otro aspecto de interés, pero he de advertir que en lo relativo a los usos medicinales seré muy cauto; es cierto que históricamente muchas plantas se han usado para curar multitud de enfermedades. No tengo reparos en incluir esa información pues forma parte del patrimonio cultural de una región o país, aunque eso no signifique que en la actualidad la medicina moderna lo refrende. Sí haré mención explícita a las propiedades medicinales de una planta si están validadas por la bibliografía científica, pues me parece una información interesante. Muchas de las curiosidades que escribiré las he tomado de un libro fascinante: Plantas medicinales. El Dioscórides renovado, de Pío Font Quer (Editorial Península, primera edición 1999). El autor hace un repaso histórico de unas 600 especies (hongos y líquenes incluídos) y además de describir sus propiedades terapéuticas cuenta multitud de anécdotas con las que disfrutaréis mucho. Eso sí, ¡son 1000 páginas! ¡Buena lectura!

La portada de el libro Plantas medicinales, de Pío Font Quer