De caminata invernal por el bosque veo que algunos helechos como el Blechnumspicant comienzan a desarrollar nuevas hojas que antes de desplegarse del todo toman el aspecto del báculo de un obispo, o si se quiere, el de un matasuegras festivo, una forma grácil que siempre me ha gustado contemplar.
Y me he acordado de Oliver Sacks, el neurólogo que sentía pasión por estos vegetales primitivos y cuyo libro Diario de Oaxaca he comentado recientemente en la sección de Mis libros.
Pues bien, ahora que los nuevos helechos de nuestros bosques comienzan a exhibirse con sus curiosas formas espirales o retorcidas como orugas que se contornean, algunas velludas, otras lampiñas, aprovecho esta entrada más visual que explicativa para reivindicar la belleza de estas plantas a pesar de que carecen de flores y de paso recordar al bonachón de O. Sacks.