De nuevo hoy, 18 de mayo, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Fascinación por las Plantas. Y tal como hice hace un año (aquí tenéis la entrada), lo celebro hoy para poner en valor la importancia de los vegetales tanto para los humanos como para la existencia de la vida tal como la conocemos.
En esta ocasión me centraré en las plantas insectívoras o carnívoras, fascinantes ellas por sus bellos diseños y por la forma de alimentarse que han conseguido tras miles y miles de años de evolución.
Como veréis en las imágenes, he recurrido de manera especial a especies de otros continentes que se cultivan por su belleza y exotismo en invernaderos, uno de los cuales es el de un joven emprendedor, Enrique Florit, que tiene su vivero, Bite Me!, en Asua-Erandio (Bizkaia) y al que agradezco las facilidades que me ha dado para fotografiar sus ejemplares (esta es su cuenta de Instagram https://instagram.com/bite_me_plants?igshid=NTc4MTIwNjQ2YQ==).
Las plantas insectívoras viven en suelos encharcados, pobres en nutrientes pues el agua arrastra muchos de ellos a zonas mas profundas o pendiente abajo. Entre los arrastrados destaca el nitrógeno, que es fundamental para formar proteínas. Sin esta sustancia, a las plantas les queda vedado ese suelo pero las insectívoras han conseguido medrar en ese erial nutritivo obteniendo el preciado nitrógeno de las proteínas de pequeños invertebrados (insectos, arácnidos…) a los que capturan.
En ese exótico proceso alimentario, la planta insectívora se prepara para una función que consta de tres actos: atraer, atrapar y digerir.
En general la atracción de los insectos a los que hay que capturar corre a cargo de las hojas, que poseen glándulas productoras de néctar o de gotitas azucaradas. Una vez que el animal se ha posado en la planta comienza el segundo acto mediante un mecanismo de trampa, de nuevo realizado por las hojas.
En el caso de las plantas jarro de los géneros Sarracenia y Nepenthes, las hojas tienen forma de vasija o jarra. En su interior se producen olores o néctar, ambos irresistibles para algunos invertebrados que acuden a posarse en el borde. Un resbalón accidental les hace caer al fondo, normalmente cubierto de agua de lluvia; con el cuerpo mojado, cuando pretenden trepar para escapar no lo consiguen por una capa de cera que recubre el interior de la hoja.
Las hojas de las llamadas rocíos de sol (género Drosera) ) tienen filamentos que segregan gotitas (como de rocío) dulces y pegajosas. El insecto acude a alimentarse de él pero el liquido pegajoso le atrapa; los movimientos por liberarse sólo consiguen que el animal roce contra más gotas hasta que la huída resulta imposible.
También las grasillas (género Pinguicula) producen gotitas atractivas y viscosas que resultan tan eficaces como las de las droseras.
Pero tal vez sea la Venus atrapamoscas (género Dionaea) la más espectacular por su rapidez de movimientos. Las hojas de estas plantitas, muy cotizadas en jardinería, están formadas por dos lóbulos unidos por una bisagra orgánica y parecen cepos debido a las prolongaciones afiladas como dientes de sus bordes. La hoja segrega néctar y además posee una serie de pelitos muy sensibles al tacto. Cuando un insecto se posa en ella y toca uno de los pelitos no ocurre nada (podría ser una gota de lluvia y no merece la pena gastar energía). Pero si el animal toca en pocos segundos un segundo pelo, las dos valvas de la hoja se cierran con rapidez atrapando a la presa.
El tercer acto de esta función tan vital para la planta como dramática para el insecto es la digestión y extracción del nitrógeno y otros nutrientes. Para ello las hojas segregan al exterior sustancias (enzimas) que digieren lentamente al animal. Tras absorber los alimentos necesarios, sobre las hojas quedan restos de alas, patas y carcasas, testigos del éxito de la carnívora.
En el mundo existen cerca de 700 especies de plantas insectívoras de las que 3 viven en Valdegovía/Gaubea y Añana: Drosera rotundifolia, Pinguicula grandiflora y Utricularia australis (esta última en el lago de Caicedo-Yuso). No son muchas y ademas son algo escurridizas a la vista, pero cuando las ves no dejan de sorprenderte.