Rutas por los castros de Bóveda (II): Los Pozos (911 m)

Tiempo: 1h 30 min Distancia: 5,8 km Desnivel: 210 m Dificultad: fácil

En la entrada anterior describí una ruta al castro del Alto del Cueto en la que comentaba la existencia de pequeñas colinas algo cónicas llamadas castros o cuetos y que tenía la intención de conocer aquellas que se encuentran en Bóveda.

Pues bien, en esta ocasión visito el Castro de Los Pozos, al que la gente del lugar también llama de La Ozácar, vecino del Alto del Cueto.

Castro de Los Pozos. En primer plano, aulagas en flor

Inicio la caminata en la Calle Real (carretera de Bóveda, dirección al Puerto de la Horca) a la altura del frontón y continúo hasta el nº 60 donde cruzo el río Omecillo.

En la cercana bifurcación asciendo por la pista de la derecha, parte del GR1 Sendero Histórico, hasta los campos de cultivo que ya me ofrecen una buena vista del castro de Los Pozos y sus cuetos vecinos.

En un momento, cuando la pista agrícola vira bruscamente a la derecha hay que abandonarla para seguir las balizas del GR-1 por el pastizal, cuya flora primaveral mostré aquí, aunque ahora también han florecido los gamones (Asphodelus albus), que se hacen notar.

Los gamones en flor

Tras atravesar una zona de bosque hay que cruzar una alambrada y seguir por la izquierda hasta confluir con un camino bien definido que, por su derecha, atraviesa un hayedo y conduce a la fuente de Los Pozos. En el abrevadero, ahora sí, consigo ver un tritón palmeado (Lissotriton helveticus).

Toca seguir ascendiendo pocos metros hasta una bifurcación donde abandono el GR-1 y tomo la pista de la izquierda, que bordea el castro y asciende suavemente en un ambiente de pinar hasta un rellano herboso. Allí, un gran pino seco marca el punto donde hay que meterse en el bosque por el lado izquierdo de la pista para superar la ladera del cueto. El sendero es poco claro pero el ascenso es sencillo. Además encuentro a la la bonita genciana azul (Gentiana occidentalis), una sorpresa que agradezco.

Gentiana occidentalis

Al de poco tiempo llego a la cresta rocosa de la cima, que se supera fácilmente.

Caminando hacia al derecha, busco la cota más alta con el GPS y ¡voilà!, estoy en la “cumbre” del castro de Los Pozos con un bonito hayedo primaveral en el que los hayucos ya están germinando (imagen adjunta).

Hayedo en la cumbre de Los Pozos

Vuelvo al collado para continuar por el mismo camino, ahora en descenso, hasta un punto en el que me desvío a la izquierda para tomar una pista que bordea la ladera opuesta del monte por el barranco del Cotillo (con el track de Wikiloc al final, esta bifurcación se encuentra sin problema).

Bóveda

Tras pasar junto a la cueva de La Ozácar, llego a una pista agraria que sigo por su tramo derecho para regresar con rapidez de nuevo a Bóveda.

Track en Wikiloc

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/castro-de-los-pozos-desde-boveda-167665367?utm_medium=app&utm_campaign=share&utm_source=1965485

Mapa de la ruta

Nombres en euskera de las especies mencionadas: Gamón o asfodelo: basaporrua / genciana: gentziana / tritón palmeado: uhandre palmatua

Rutas por los castros de Bóveda (I): El Alto del Cueto (894 m)

Tiempo: 1h 40 min Distancia: 6,3 km Desnivel: 215 m Dificultad: fácil

Nota: para facilitar la ruta, al final del texto tenéis un mapa y un track de Wikiloc.

De derecha a izquierda los castros de El Alto del Cueto, Los Pozos y La Ozácar

Si bien la palabra castro puede significar un poblado prerromano, su otra acepción, junto con la de cueto, sirve para nombrar a pequeños montes, algo cónicos, con restos de una cresta rocosa y aislados de otros por collados.

En el caso de Bóveda hay varios, todos alineados bajo la ladera de la Sierra Gobea, desde el monte Recuenco a Peña Karria, y que de norte a sur son los siguientes: Alto del Cueto, Los Pozos, La Ozácar (o La Sota), La Tejera y San Andrés

El bosque recubre sus cimas (sin buzón) desde las que apenas hay vistas. Podríamos decir que frente a las altas cumbres, estas colinas son como obras menores de la naturaleza, pero ahí están y yo las quiero conocer, pues son parte del paisaje natural del valle. Si eres un amante del silencio (humano) pero fan de los sonidos de la naturaleza, no dudes en recorrer estos modestos cuetos.

Castro Alto del Cueto desde La Valleja

En esta ocasión visito el castro del Alto del Cueto (894 m), para lo que inicio la marcha en la Calle Real de Bóveda a la altura del frontón. Continúo por la carretera A-2622 (dirección al Puerto de la Horca) 800 m hasta el paraje de La Valleja, donde, por la izquierda, cruzo el río Omecillo y asciendo por la pista hasta una cancela metálica.

Nada más pasarla, el Alto del Cueto me muestra su perfil alargado; me dirijo hacia la derecha (oeste) para cruzar el pastizal, ya florido, y encontrar una antigua pista que penetra en el pinar y que discurre a lo largo de todo el monte cercana a su cresta, lo que facilita la marcha.

Pero yo quiero conocer su cota más alta y palpar su ambiente, por lo que tras un fuerte giro a la izquierda de la pista, la abandono y, bosque a través, me encaramo a la “arista”.

El canto del cuco y el repiqueteo del pájaro carpintero me acompañan en este ambiente boscoso y pronto el gps me dice que he llegado a la “cumbre” (896 m según el aparato) cubierta de pinos y carrascas.

Me muevo un poco y consigo ver los contrafuertes del Recuenco, tras lo que desciendo hasta la pista antes mencionada que me conduce a la parte baja del monte.

Allí confluyo con el camino que viene de La Valleja y lo sigo por la derecha para acercarme al abrevadero y fuente de Los Pozos con la intención de observar a los tritones palmeados. Pero no hay suerte, pues una masa de ova (algas verdes filamentosas) cubre todo el abrevadero.

Retrocedo para volver a Bóveda por la cancela de La Valleja (la del inicio) pero tras cruzarla y deleitarme con una gran encina de tronco ahuecado, giro a la derecha por otro camino en un ambiente de encinar adehesado.

Confluyo con una buena pista agraria (tramo del GR-1, Sendero Histórico) desde la que ya se ve Bóveda, a donde llego en poco tiempo. Mi próxima cita con los cuetos o castros será el de Los Pozos. Ya os contaré.

Mapa de la ruta

Flora del pastizal: (fotografías superiores)

Arriba: Fritillaria pyrenaica, Globularia vulgaris, Helianthemum apenninum Abajo: Ophrys tenthredinifera (orquídea), Genista scorpius (aulaga), Genista hispanica (aliaga)

Track en Wikiloc:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/alto-del-cueto-896-m-desde-boveda-167665407

Ruta por la Metrópoli Verde: paseo circular desde Villafría a Los Barrerones y el Gran Rebollo

Tiempo: 2h Distancia: 10 km Dificultad: fácil Desnivel: 250 m

Primeros días de un otoño luminoso, con una brisa templada que incita a la caminata que esta vez será un paseo sencillo entre bayas coloridas y frondosos hayedos.

Arranco con ganas desde Villafría de San Zadornil siguiendo las señales verdes que indican a Los Barrerones. En las campas las quitameriendas (Colchicum montanum), de las que ya hablé aquí, parecen haber sido cultivadas por algún paisano dada su abundancia.

Espectacular floración de la quitameriendas

La pista es horizontal y en los bordes muchas especies ya han fructificado: escaramujos, espinos albares, acebos, endrinos, zarzamoras… Nos acompañarán permanentemente en la ruta.

Tras 15 minutos el camino, siempre balizado hacia Los Barrerones, gira a la izquierda bajo la mole del Valdelamediana, peña calcárea de la Sierra de Artzena.

Monte Valdelamediana desde el camino

La pendiente aumenta suavemente entre pinos y hayas, que ya están cargadas de hayucos u obes, como se les conoce en el valle (en euskera, pagatxak). Imagino a las torcaces dándose el atracón de esos frutos ricos en aceites que les darán la energía necesaria para migrar al sur.

Poco después llego al área de Los Barrerones, con mesas y bancos para el descanso. Una señal indica que muy cerca se encuentra el Refugio del Boj. Al acercarme veo que en el hayedo, efectivamente, crece este arbusto (Buxus sempervirens y ezpela en euskera) como si fuera una especie escasa; sin embargo, los que han caminado por la cresta de la Sierra de Artzena saben bien que el boj allí arriba crece de manera tupida y se convierte en el dueño de esas alturas.

Retorno al camino que sigue en moderado ascenso y llego al Mirador Panorámico (50´), donde han situado un panel sobre la geología de estos parajes (es curioso enterarse de que el suelo que pisamos fue fondo marino hace unos 100 millones de años). Las vistas son amplias y dominadas por los montes Vallegrull, Recuenco, Peña Karria, El Raso… Además, un bonito mostajo (Sorbus aria y hostazuria en euskera) aporta color con sus frutos rojos.

Peña Karria desde el Mirador Panorámico
Frutos del mostajo

Vuelvo a la senda que ya comienza a descender bajo el monte Revillallanos y en breve llego a una bifurcación, donde giro a la izquierda dirección al Gran Rebollo y Villafría.

Monte Revillallanos desde el camino

A pocos metros se encuentra el camino que me conduce al Gran Rebollo, un ejemplar del roble rebollo o melojo (Quercus pyrenaica y ametza en euskera) que por sus dimensiones merece una visita.

El Gran Rebollo (Quercus pyrenaica)

Retorno a la senda principal y ya con mayor pendiente desciendo por un hayedo por el que discurre un arroyo; llego a un nuevo cruce y sigo las indicaciones a Villafría (hay que hacer lo mismo en la siguiente bifurcación).

El camino ya es llano, con numerosos rebollos y castaños, algunos centenarios, cargados ya de erizos de los que caerán las castañas.

Y así, con calma y disfrutando de la brisa y el sol, llego a la carretera que en pocos metros me devolverá a Villafría de San Zadornil.

En este enlace de Wikiloc podéis seguir la ruta:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-circular-desde-villafria-de-san-zadornil-por-los-barrerones-148217253

En verde, la ruta sobre el mapa de La Metrópoli Verde

Ruta circular desde Pinedo a las cuevas de Santiago y al Alto del Rodil (1.031 m)

Tiempo: 2h 15 min Distancia: 8,4 km. Desnivel: 340 m. Dificultad: fácil

Advertencia: a partir de el Alto del Rodil la ruta tiene un tramo difuso que se resuelve bien con el enlace a Wikiloc o con el mapa de Google Maps que he insertado al final.

En esta ocasión me acerco al pueblo de Pinedo cuyos caminos y paisajes desconozco aunque sí he visitado varias veces sus cuevas artificiales (que ya comenté aquí) y cuya visita es inexcusable.

Comienzo a caminar desde el centro del pueblo desandando 300 m la carretera que conduce a él hasta que veo una desviación a la izquierda donde un cartel indica el camino a las cuevas de Santiago. De frente, Peña Karria se impone en el paisaje.

Peña Karria

En poco tiempo se llega a una planicie; unos peldaños a la derecha nos descienden a las oquedades y tumbas antropomorfas cinceladas en la roca caliza por aquellas humildes gentes medievales. La tournée es breve pero muy interesante y se sale de ella por el otro extremo.

Cuevas artificiales de Santiago (Pinedo)

De nuevo en la planicie tomo una pista hormigonada con indicaciones de la Etapa 15 del GR-1 que seguiré parcialmente.

Caminando bajo los contrafuertes del Alto de Terreros cruzo una verja metálica y llego hasta un depósito de agua. El ambiente es de pinar y carrascal con los sempiternos enebros. Después, en una bifurcación descarto la senda de la izquierda y sigo recto por un pinar para desembocar en otra pista más ancha.

Al de poco cruzo otra verja y giro a la derecha (el camino que sigue recto es una buena alternativa para volver a Pinedo desde Rodil si no se quiere hacer la ruta que planteo yo). Unos metros más allá cruzo una alambrada. Estoy en tierras de Burgos y tomo la pista de la izquierda que parece un cortafuegos y que asciende recta hacia el Rodil.

Con una pendiente moderada pero sostenida alcanzo el Alto del Rodil (1.031 m) tras 1h y 15 minutos de caminata.

Me acerco al corte para fotografiar el pueblo de Mioma y su paisaje y veo a mis pies unos narcisos (Narcissus minor) que además de confirmar la llegada de la primavera me arrancan una sonrisa.

Narcisos
Mioma desde el monte Rodil

Continúo por la pista que ahora desciende hasta un paso de caballete a la izquierda. Lo atravieso y comienza una zona de senda difusa (sin ningún peligro) que desciende por un pinar, incluyendo atravesar una alambrada a pelo y un refugio rocoso para el ganado que sirve como referencia.

Ya en la parte baja, ayudado por la indicaciones de Google Maps, encuentro a la izquierda una pista bien marcada orientada hacia Pinedo.

A partir de ese momento las bifurcaciones se suceden pero la clave está en mantener una orientación SO, a menudo en ascenso, bajo los contrafuertes del Rodil y descartar los caminos de la derecha que nos llevarían a Basabe, pueblo que veremos varias veces entre el arbolado.

Y así, alternando tramos de hayedo y acebos con otros de pinar-carrascal llego a una zona más elevada y soleada donde comienza el descenso a Pinedo, con varios cruces que de nuevo se resuelven bien con el enlace de Wikiloc o con la fotografía de Google Maps del final.

Aprovecho el relax que produce el descenso para curiosear en el camino y encuentro un “yunque de mirlo” (o de zorzal también), una piedra que utilizan estas aves para romper conchas de caracol.

Yunque de mirlo

Llego finalmente a la parte alta de Pinedo, desciendo junto a la iglesia de San Juan Bautista, fotografío un bien conservado potro para herrar que se encuentra a su lado y retorno al punto de inicio con la buena sensación de haber conocido otros parajes de Gaubea/Valdegovía.

Enlace a Wikiloc:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-circular-desde-pinedo-al-alto-del-rodil-1-031-m-126367804 (Ruta circular desde Pinedo al Alto del Rodil (1.031 m)) en Wikiloc

Mapa de la ruta

Ruta circular desde Corro a Tobillas pasando por ermitas, cuevas y cascadas

Día de invierno soleado pero muy ventoso, por lo que descarto subir a las cumbres del valle y me decido por esta cómoda ruta que tiene varios alicientes (algunos ya comentados en otras entradas) y que por orden de visita son:

  • La ermita de San Vitores
  • La iglesia de San Román de Tobillas
  • las cuevas artificiales de Tobillas
  • la cascada de Corro
  • La necrópolis de Santa Olalla
Peña Karria y campos verdes de cereal. A la izquierda, semioculta, la ermita de S. Vitores

Comienzo la ruta en el pueblo de Corro, donde tomo un camino asfaltado que discurre por la trasera de las casas adosadas de la entrada del pueblo (ver la foto de Google Maps al final).

Con la Peña Karria siempre a la vista, llego a la carretera A-2622, que cruzo para proseguir recto por una pista que corresponde al GR-1, etapa 15 Tobillas – Bóveda. El viento balancea las flores masculinas de los avellanos, justo lo que pretende el arbolillo para dispersar su polen.

Flores masculinas del avellano

Cruzo el río Omecillo por un puente en el que crecen almohadillas de musgos y sigo las balizas blancas y rojas hasta que doy con el cruce de la ermita de San Vitores (izquierda), que alcanzo en pocos minutos. Tras contemplar el paisaje con Corro y la sierra de La Risca al fondo, retrocedo para seguir el GR-1, que tras ascender en ambiente de pinar gira a la derecha a la par que desciende dirección Tobillas.

Musgos

Siempre guiado por las balizas del GR-1 en los cruces que surgen, llego a una bifurcación en la entrada de Tobillas. El camino de la derecha (PR-4 Peña Karria) será el de la vuelta pero ahora entro en el pueblo, donde además de acercarme al exterior de su conocida iglesia románica, San Román (siglo IX) callejeo mientras fotografío detalles curiosos (un doble silo convertido en leñera, un muro adornado con cráneos de animales, fuentes del siglo XIX…).

Salgo del núcleo por el GR-1 dirección a Bóveda y al de 250 m llego a las cuevas eremíticas, que nunca dejan de sorprenderme. Su origen es igual al de las de Pinedo que ya comenté aquí.

Tras la visita vuelvo a Tobillas hasta el cruce de la entrada ya mencionado (PR-4). La pista agraria, en cuyo talud florecen ya las hepáticas (Anemone hepatica y gibel-belarra en euskera) llanea paralelo al río Omecillo. Hay que continuarla hasta que en un cruce gira a la izquierda para llevarnos a un puente junto al que se oculta la bonita cascada de Corro. El deshielo le ha dado vida y disfruto fotografiándola.

Cascada de Corro

Continúo hasta la carretera A-2622, justo al punto donde la carretera que sube a Corro, pero antes de tomarla me desvío 100 m a la derecha, dirección Villanueva de Valdegovía, para visitar la necrópolis de Santa Olalla y sus tumbas antropomorfas que ya describí aquí.

Necrópolis de Santa Olalla Siglos IX-XI)

Es hora de volver a Corro, para lo que retrocedo hasta el cruce anterior (carretera A-4336) y tras 600 m de caminata estoy de vuelta en el inicio de esta ruta sencilla pero llena de estímulos.

Detalle del inicio de la ruta desde el pueblo de Corro
Mapa de la ruta

Ruta circular desde San Millán de San Zadornil al Alto de Terreros (932 m)

Tiempo: 1h 40 min Distancia: 6,9 km Dificultad: fácil. Desnivel: 330 m

El alto de Terreros es una cumbre cubierta de pinos y carrascas que se eleva sobre el pueblo burgalés de S. Millán de S. Zadornil y que por su corta distancia (3,4 km a la cima) permite hacer un recorrido sin necesitar mucho tiempo.

San Millán y Peña Karria desde la pista de ascenso

La ruta comienza en una calle a la altura del bar del Círculo Recreativo pero al otro lado de la carretera BU-555 (ver la fotografía del detalle de Google Maps). Un cartel de madera indica la senda SLC-BU-97 a la cima de Terreros y la ruta completa (6,9 km), balizada con marcas verdes y blancas.

Caminando paralelos a la carretera pronto llegamos a una verja metálica a la izquierda que atravesamos para continuar ya en ascenso por una pista amplia dominada por un carrascal o encinar bien conservado.

También son abundantes los tres tipos de enebros del valle: el enebro común (Juniperus communis), el enebro de la miera (J. oxycedrus) y la sabina negral (J. phoenicea) que nos acompañarán en todo el recorrido.

Ya en la parte alta de la ruta veremos una senda que surge a la derecha marcada con un hito de piedras (además, un aspa verde y blanca indica que hay que abandonar el camino principal). Lo seguimos por terreno cerrado y llegamos a la cima de Terreros, totalmente cubierta de arbolado y con un buzón del G.M. Santidrian.

Para descender hay que dirigirse hacia el oeste (izquierda del buzón según hemos subido) para tomar una senda difusa balizada intermitentemente por hitos de piedras y balizas de SLC. La cuestión es acercarse al corte del monte con el pueblo de Pinedo, que veremos en unos minutos.

Peña Karria desde el descenso

Siguiendo esa referencia geográfica el terreno se despeja y obtenemos una estupenda vista de Peña Karria y Pinedo. Además, dada la orientación SO de la ladera, el ambiente clareado y mediterráneo del descenso es una delicia con la sorpresa añadida de poder ver unos ruscos (Ruscus aculeatus) que se encuentran cobijados bajo los enebros.

Peña Karria y Pinedo desde el descenso de Terreros
Rusco con frutos

Finalmente confluimos con una pista amplia que poco a poco nos conduce hasta las cercanías de San Millán. Llegados a una bifurcación, la senda de la izquierda pasaría por el depósito de agua y la de la derecha, que yo he elegido, nos deja en la carretera a unos 600 m del pueblo al que llegamos en pocos minutos.

Dado que San Millán es un pueblo bien cuidado merece la pena pasear por sus calles y ver algunas de sus casonas recias y otras construidas con madera y adobe. En lo alto, desde la iglesia románica de S. Millán, podemos ver la ruta realizada además de una panorámica de 360º.

Nombres en euskera de las especies mencionadas:

Enebro común: ipurua / enebro de la miera: hego-ipurua / sabina negral: miter feniziarra / rusco: erratza

Detalle del inicio de la ruta desde San Millán

Añado el track de la ruta que he subido a Wikiloc:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-circular-desde-san-millan-de-san-zadornil-al-alto-de-terreros-932-m-126367774

Ruta circular desde Bóveda hasta el monte Pocilla (918 m) en La Granja

Tiempo: 2h 40 min. Distancia: 12 km Dificultad: fácil Desnivel: 225 m

Es pleno invierno con las cumbres del valle nevadas y la vegetación escarchada. Esta vez subiré cómodamente desde Bóveda hasta Pocilla, una colina que sobresale tímidamente sobre los pastizales de La Granja.

Comienzo a caminar por la Calle Real dirección al puerto de La Horca y a la altura del número 60, donde se encuentra una fuente, un lavadero y un potro para herrar, giro a la derecha y luego prosigo por la calle de la izquierda, la más más cercana a la carretera (ver la captura de Google Maps al final).

Monte Recuenco desde el encinar de Larrá

A la altura de un depósito de agua continúo por la izquierda, atravieso una puerta metálica y penetro en la bonita pradera de Larrá, de aspecto adehesado por las encinas clareadas*. Hacia el oeste el monte Recuenco está cubierto de nieve, mientras que en las rocas del camino los musgos resisten sorprendentemente la helada de la noche anterior.

Musgos con escarcha en las rocas del camino

La pista penetra ahora en un pinar que a ratos se mezcla con carrascas y hayas. En los charcos el agua helada forma figuras abstractas, cada una única entre las demás. Y lo agradezco, pues a falta de flores estos detalles me divierten.

Diseños curiosos del agua helada en los charcos del camino

Ya en la parte alta llego a una bifurcación y aunque los dos caminos me valdrían, tomo el de la izquierda, que pasa junto a la cruz de Leocadio. Poco después el camino se curva a la derecha en las proximidades del barrerón de Muniteri, que separa Bóveda del Valle de Losa y es punto de acceso al monte Peña Alta que ya describí aquí.

Al de poco abandono el camino principal y asciendo por la ladera herbosa de la izquierda siguiendo las rodadas de los todoterrenos; llego así a la parte más alta de los prados de La Granja, salpicados de piedras calizas donde son frecuentes los fósiles de moluscos marinos.

Fósil de un molusco gasterópodo en La Granja

En nada llego al vértice geodésico del monte Pocilla desde donde disfruto de un panorama soberbio, pues la nieve cubre todas las cimas, desde el Recuenco hasta el Gorbeia pasando por los montes de Losa, Peña Angulo y Sierra Salvada.

Monte Pocilla (918 m)

Tras el descanso prosigo por los pastos sin apenas perder altura y bordeo dos balsas de ganado hasta confluir por la derecha con la pista que había abandonado antes. Es cuestión de seguirla 150 m para llegar a una bifurcación donde, a la derecha, comienza el camino de descenso .

Balsa para el ganado junto al monte Pocilla

La amplia senda atraviesa una luminosa pradera con un encinar que de nuevo recuerda a una dehesa y disfruto de lo lindo con los rayos del sol y la amplia vista del Recuenco y su blancura. Más abajo bordeo una balsa de regadío, luego desciendo con más pendiente junto al barranco de Pozolao y llego a la parte baja del valle para cerrar el circuito a la altura del depósito de agua mencionado al inicio. Ya solo restan unos minutos para volver, un poco más moreno, al centro de Bóveda.

*Tras un verano y otoño secos y calurosos, muchas encinas han adquirido un aspecto de estar secas con todas sus hojas marrones. Es posible que al estar debilitadas por la sequía les haya afectado la “seca” de la encina, una enfermedad producida por el hongo fitóftora (Phytophthora sp.) que infecta a las raíces del árbol y le impide absorber agua, condenándolo a una muerte casi segura. El tiempo lo dirá…

Encina afectada por la sequía y tal vez por el hongo de la “seca”
Detalle del inicio de la ruta a la altura del nº 60 de la Calle Real

Enlace a la ruta en Wikiloc: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-circular-desde-boveda-al-monte-pocilla-125624702

Caminando por la Metrópoli Verde: ruta circular desde San Zadornil a Membrulle

Distancia: 7,5 km Tiempo: 1 h 30 min. Dificultad: fácil Desnivel: 230 m

Ha amanecido un día invernal y ventoso, por lo que decido caminar por las sendas de la Metrópoli Verde (zona incluida en el burgalés Parque Natural de los Montes Obarenes) entre pinares y hayedos que me protegerán del viento (podéis ver el enlace a Wikiloc al final).

San Zadornil en invierno

Esta vez haré una sencilla ruta circular desde el pueblo de San Zadornil pasando por la Fuente del Coño y retornando por la zona de Membrulle.

Molino en San Zadornil

Arranco a caminar frente al Centro de Interpretación de la Metrópoli Verde y me dirijo a la plaza del pueblo para una vez allí descender por un callejón situado a la izquierda de la fuente. Llego al río y a sus dos molinos bien conservados. Los carteles verdes indican hacia Los Barrucales, Fuente del Coño y otros objetivos. Los sigo por un antiguo camino en cuyos muros ya han renacido los helechos después de la tortura otoñal que han sufrido.

Poco después, en un cruce, tuerzo a la izquierda por una amplia pista forestal. Aunque los pinos silvestres dominan el lugar comienzan ya a aparecer viejos castaños centenarios de cortezas retorcidas. Junto a ellos, en un pino, veo un llamativo liquen, Chrysothrix candelaris, como si algún artista local hubiera decidido decorar el árbol de amarillo.

El liquen Chrysothrix candelaris en el tronco de un pino

Continúo sin esfuerzo hasta otro cruce; por la izquierda se iría al Mirador de Peña Karria y Los Barrucales, pero hoy toca tomar el de la derecha, dirección a Membrulle y la Fuente del Coño (se encuentra seca) a la que llego en 10 minutos. Parece ser que el nombre proviene de la duda que surgió entre los que la construyeron: “¿cómo coño llamaremos a esta fuente?”. Y así se quedó.

Me acerco a un pequeño hayedo para curiosear y en sus troncos caídos fotografío dos hongos coloridos: el gelatinoso Tremella mesenterica y otro al que llaman cola de pavo, Trametes versicolor.

Prosigo la ruta alternando zonas de pinar con otros de hayedo hasta otra bifurcación y sigo la indicación a Membrulle (500 m) adonde llego en pocos minutos. El lugar, centro geográfico de la Metrópoli, dispone de bancos y mesas para el descanso. A pocos metros se encuentra un gran ejemplar de roble quejigo (Quercus faginea) apodado el Señor de Membrulle y al que le han dedicado un monolito con texto.

Quejigo en el área de Membrulle

Vuelvo a la pista para continuar ya en descenso dirección a San Zadornil. El camino, sombrío, es mas húmedo pues discurre junto al arroyo que desciende desde Villafría.

El liquen Cladonia fimbriata en madera muerta

Junto a un depósito de agua, en unos troncos caídos vive una colonia de cladonias (Cladonia fimbriata), unos líquenes con una bonita forma de corneta ante los que siempre me detengo. Y atención, si realizáis esta ruta en verano, podréis ver por aquí a la deslumbrante azucena silvestre (Lilium martagon y zitori gorria en euskera). Sus flores no os dejarán indiferentes.

Las flores de la azucena silvestre en verano

Siempre a la vera del arroyo y descartando un desvío que asciende hacia la derecha, llego a la carretera que sube a Villafría. Yo la desciendo y en pocos minutos estoy de vuelta en San Zadornil tras un cómodo paseo de hora y media.

Ruta marcada en verde sobre el mapa de la Metrópoli Verde

Ruta en Wikiloc: https://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=view&id=123987071&measures=off&title=off&near=off&images=off&maptype=H Powered by Wikiloc

Rutas por la Metrópoli Verde: la senda de los castaños centenarios

Tiempo: 2 h 30 min Distancia: 10 km Dificultad: fácil Desnivel acumulado: 150 m

Realicé esta ruta circular en verano pero me quedó claro que debía volver en noviembre y he acertado, pues la otoñada ya ha llegado y el cromatismo de los castaños y hayas hace de esta sencilla caminata un verdadero placer.

Pista forestal rodeada de castañas y hayas con colores de otoño
Castaños y hayas en la ruta

Arranco desde Arroyo de San Zadornil sobrepasando la fuente de Los Leones y la bolera (ver la foto de detalle al final). Veo los carteles verdes de la Metrópoli que señalan, entre otros destinos, a los castaños centenarios y penetro en la pista rodeado de avellanos, arces y saucos con sus hojas coloreadas

Llegado a un cruce y siguiendo las indicaciones, dejo la ancha pista y tuerzo a la derecha por un sendero (atajo) que tras llanear unos metros gira a la izquierda y asciende por una buena cuesta hasta confluir con la pista que he abandonado antes (si no tenéis ganas de cuestas, seguid por la pista).

Los carteles indican que hacia la derecha llegaré a los dos objetivos del día: los Castaños Centenarios y el Mirador del Valle.

Un senderista camina por un bosque otoñal
Senda entre castaños y hayas

El camino forestal, casi horizontal, discurre por un castañar con ejemplares centenarios, de gruesos e incluso vaciados troncos, y multitud de ejemplares más jóvenes. Entre todos han dejado el camino cubierto de erizos (la cubierta espinosa de las castañas) y castañas desperdigadas.

Continúo plácidamente y las hayas se suman al festival de color. Además, en las cunetas frescas veo el azafrán silvestre (Crocus nudiflorus) y algún Coprinus comatus o chipirón de monte o urbeltza (agua negra) en euskera, llamado así por el líquido oscuro que desprende cuando comienza a envejecer (algunos pintores utilizan su tinta oscura para dibujar).

Poco después llego a un panel que anuncia la presencia de los castaños centenarios con un nostálgico texto que muestro en la fotografía. Y atención, a muy poca distancia veréis a la izquierda unos peldaños; seguidlos y os toparéis con un enorme castaño de tronco vaciado que os impresionará (especialmente a los niños y niñas).

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Tras la fotografía de rigor sigo caminando a la par que las torcaces se espantan por el sonido de mis pasos en la hojarasca. Llego a otro cruce de caminos y la baliza verde me indica que sólo quedan 200 m para llegar al Mirador del Valle, al que llego en poco tiempo.

Un senderista posa junto a un gran castaño cuyo tronco está vaciado
Castaño centenario

Disfruto con la vista: frente a mí la mole de Peña Karria y en el fondo del valle, San Zadornil.

Panorámica con el monte Peña Karria y un cielo azul
Mirador del Valle con vistas a Peña Karria

Retrocedo hasta la anterior bifurcación y giro a la derecha dirección a El Ampo por otra cuesta. Finalizada ésta, el camino gira a la izquierda hasta otro cruce con indicaciones hacia El Ampo y Villafría.

Por un ambiente de pinar clareado que me permite ver ya la sierra de Artzena llego a la siguiente bifurcación y sigo las indicaciones hacia La Resilla y Arroyo (4,8 km).

Rápidamente alcanzo el cruce con la ruta de los Enebros (que descarto y que ya describí aquí) y antes de continuar recto, me fijo en varios acebos repletos de frutos rojos, un bonito espectáculo otoñal. Parece ser que la tradición de usar sus ramas de hojas espinosas como decoración navideña es una alegoría a la corona de espinas de Jesucristo en la que los frutos rojos indicarían las gotas de sangre. ¡Pero recordad! ¡Es una especie protegida que no se puede recolectar!.

Un acebo cargado de frutos rojos
Acebo cargado de frutos

Prosigo hasta dar con el paraje de La Resilla y una indicación hacia las secuoyas (aquí describí esa ruta) pero sigo recto por la cómoda pista hasta otro cruce que indica que tan sólo quedan 2,3 km a Arroyo.

Y así, entre castaños, hayas y pinos llego a Arroyo tras una jornada típicamente otoñal, con su viento sur moviendo la hojarasca y empujando a las castañas al suelo.

Castaños con hojas de colores otoñales verdes y amarillas
Castaños con el follaje otoñal
Mapa de la ruta. Flechas amarillas, ida; flechas rojas, vuelta
Inicio de la ruta desde Arroyo de San Zadornil
En verde, ruta sobre el mapa de la Metrópoli Verde. Flechas rojas, camino de ida; amarillas, de vuelta.

Caminando por la Metrópoli Verde: ruta botánica circular por Villafría y El Ampo

Tiempo: 2h 15 min. Distancia: 8 km Dificultad: fácil. Pendiente acumulada: 180 m

De nuevo en la Metrópoli Verde para realizar esta vez una sencilla ruta otoñal que pasa junto a diversos tipos de árboles que los responsables del espacio natural han indicado con paneles y textos literarios por algún aspecto singular de los mismos.

La Sierra de Artzena con su ladera cubierta de un hayedo con colores verdes y amarillos del otoño
Otoño en la Sierra de Artzena vista desde Villafría

Partimos de Villafría de San Zadornil con las hayas de la cercana Sierra de Artzena ya coloreadas por el otoño. Junto al aparcamiento habilitado para visitantes y senderistas un cartel verde indica el sendero que realizaremos, el de El Ampo, que entre frutos de endrinos, escaramujos y diversas especies arbóreas desciende hasta una barrera metálica, la Puerta de Valderejo, límite de Burgos con el Parque Natural de Valderejo (este camino lo describí a la inversa en la ruta de Santa Ana y Ribera).

Hojas con colores rojo y amarillo del arce de Montpellier caídas en el suelo
Hojarasca del arce de Montpellier

Sin cruzar la barrera, el camino se curva a la derecha y lo continuamos en ascenso, con arces campestres, de Montpellier, pinos y hayas como acompañantes. A nuestra derecha circula,oculto por el follaje, el arroyo del Ampo, que da nombre a la primera parada que realizamos, la de la fuente del Ampo, con mesas para el descanso y un panel que señala la abundancia de acebos (Ilex aquifolium) en ese lugar. El texto del panel alude a la tristeza que siente un acebo macho que se enamora de una hembra y es que, efectivamente, esta especie tiene sexos separados y cada ejemplar desarrolla solo un tipo de flor, femenina o masculina, lo que dificulta su reproducción. Pero una vez conseguida, la hembra formará esos frutos rojos tan conocidos como tóxicos para nosotros aunque golosinas para las aves, que se encargarán de que la especie perdure.

Frutos de color rojo y hojas verdes espinosas del acebo
Frutos del acebo

Continuamos la pista y en un cercano cruce de caminos seguimos recto descartando el de a la izquierda que nos llevaría al pueblo de Arroyo. Después, en un nuevo cruce en un claro, hemos de tomar la senda de la derecha, balizada con un cartel que indica a Los Enebros.

Pinar con el suelo cubierto de helechos verdes y amarillos por el otoño
Pinar de pino silvestre con helechal y numerosos acebos

Toca ahora descender por un pinar bien conservado con helechos verdes y amarillos donde abundan de nuevo los acebos. Poco después llegamos al claro de Los Enebros (Juniperus communis) con bastantes ejemplares cargados de sus frutos que sirven para aromatizar la ginebra. El panel nos indica que cuando el ser humano abandona los pastos arrebatados al encinar, los enebros son de los primeros en recuperar el espacio perdido por el bosque.

El ambiente de la pista ahora cambia, pues la orientación sur hace de las encinas las reinas del lugar. Estamos en el “Barrio de las Encinas” y al de poco llegamos al Madroño Solitario (Arbutus unedo). Protegido por un vallado, el panel que lo acompaña nos recuerda que los madroños fueron habituales en épocas más cálidas anteriores a las glaciaciones y que en la actualidad es una especie escasa en Valdegovía y San Zadornil (hablé sobre el madroño en esta entrada).

Seguimos el descenso hasta confluir con otra pista y giramos a la derecha, dirección a Villafría. A pocos metros otro panel nos ilustra sobre La Vieja Encina (Quercus ilex), un bonito ejemplar que junto con el resto de sus congéneres ya está cargado de bellotas, me imagino que para deleite de torcaces, jabalíes, corzos y demás fauna.

Seguimos caminando y confluimos con la carretera BU-V-5531 que nos devuelve a Villafría (1,4 km). A la entrada de este apacible pueblo hay dos señales curiosas, como podéis ver en las imágenes (especialmente entrañable la de los niños).

Para finalizar con esta cómoda ruta os muestro los frutos otoñales de algunas plantas del recorrido.

Y aquí algunas de las hojas otoñales de diversos árboles de la ruta.

Mapa de la web de la Metrópoli Verde. En rosa, la ruta descrita
Mapa de la ruta

Nombres en euskera de las especies mencionadas:

Endrino: elorri beltza / escaramujo: arkakaratsa / arce campestre: astigarra / arce de Montpellier: ihar frantsesa / haya: pagoa / acebo: gorostia / enebro: ipurua / madroño: gurbitza / encina: artea / castaño: gaztainondoa / muérdago: mihura / espino albar: elorri zuria / roble marojo: ametsa

Nota: en los próximos días voy a añadir más mapas a las rutas de la Metrópoli Verde y variar el etiquetado de varias entradas. Si os llega un mensaje de WordPress advirtiendo de las modificaciones podéis obviarlo pues se refiere a esos cambios.