Longitud: 7,5 km Tiempo: 2h 15 min. Dificultad: fácil Desnivel: 250 m
Volvemos a la Sierra de la Risca pero esta vez iremos a su extremo oriental para ascender cómodamente al monte Risca desde el escondido pueblo de Mioma.
Iniciamos la caminata junto a la iglesia de S. Román siguiendo la Calle Real dirección este (ver la imagen de Google Maps al final del texto) y que nos saca del pueblo por una ancha pista.
Entre campos de avena adornados con amapolas (y la temible cicuta también) ascendemos sin apenas pendiente hasta una puerta metálica que cruzamos. Estamos en el collado de Estuliz / Astúlez, que comunica el pueblo homónimo con Mioma.
Tomamos la pista de la izquierda, ancha y pedregosa, que atraviesa un encinar clareado con enebros. En los pequeños pastos revolotea feliz la mariposa macaón (Papilio machaon), una de la más bellas y que cumple un trato milenario con las plantas que visita: “tu me das tu néctar nutritivo y yo te polinizo”.
Poco después nos acercamos a un abrevadero circular. Atención: antes de llegar a él vemos a nuestra derecha un apilamiento de piedras; es el momento de dejar el camino y meternos en el bosque (dirección norte) para, por sendero difuso, acercarnos a la alambrada situada en el corte de la sierra, que nos servirá de guía permanente para acceder a nuestra cima.
Efectivamente, con la alambrada más o menos a la vista avanzamos entre el arbolado y zonas más despejadas hasta llegar a un paso de caballete de madera pegado al risco y que separa las tierras alavesas de Burgos.
Lo cruzamos y tras 5 minutos por un buena pista coronamos el monte Risca (Burgos) con su buzón del Grupo de Montaña Iberduero. Hemos tardado 1h 15 minutos.
A nuestros pies un bonito hayedo con fresnos y arces recubre el barranco y en la llanura donde el cereal ya amarillea vemos de frente Villalba de Losa, a su derecha, Berberana y al fondo la Sierra Salvada con la Virgen del Txarlazo. ¡Un lujo de paisaje!.
Volvemos a la alambrada pero, sin cruzarla y pegados a ella, descendemos por una pista forestal. Poco después la senda vira a la derecha, justo donde vemos dos pasos para franquear las alambradas del lugar. Elegimos la que tiene dos peldaños de madera y descartamos la que tiene forma de caballete.
A partir de aquí se trata de descender casi recto por sendero difuso y terreno abierto, sin complicación alguna, siempre con la larguísima alambrada a nuestra izquierda, hasta ver una antena de telefonía a la que nos dirigimos.
La sobrepasamos y acercándonos de nuevo a la alambrada, la franqueamos por un paso que abrimos con la mano. Poco después, hacemos lo mismo con un nuevo caballete.
Tras éste, giramos a la derecha y llegamos a una carretera vecinal que seguimos por la izquierda para volver en pocos minutos a Mioma.
A la izquierda, iglesia de S. Román
A la hora de volver, sería imperdonable no visitar Valpuesta, que hemos atravesado en nuestro acceso a Mioma. Este coqueto pueblo burgalés, incrustado en la geografía de Gaubea / Valdegovía, es conocido por su famosa colegiata donde se encontraron unos cartularios (documentos escritos) que podrían ser considerados como la cuna del castellano (aquí os dejo un enlace con más información).
Nombres en euskera de algunas especies mencionadas:
Cicuta: astaperrexila / Amapola: mitxoleta / Mariposa macaón: makaon tximeleta / Sedum acre: txori-bazka / Mostajo: hostazuria