Rutas por los castros de Bóveda (II): Los Pozos (911 m)

Tiempo: 1h 30 min Distancia: 5,8 km Desnivel: 210 m Dificultad: fácil

En la entrada anterior describí una ruta al castro del Alto del Cueto en la que comentaba la existencia de pequeñas colinas algo cónicas llamadas castros o cuetos y que tenía la intención de conocer aquellas que se encuentran en Bóveda.

Pues bien, en esta ocasión visito el Castro de Los Pozos, al que la gente del lugar también llama de La Ozácar, vecino del Alto del Cueto.

Castro de Los Pozos. En primer plano, aulagas en flor

Inicio la caminata en la Calle Real (carretera de Bóveda, dirección al Puerto de la Horca) a la altura del frontón y continúo hasta el nº 60 donde cruzo el río Omecillo.

En la cercana bifurcación asciendo por la pista de la derecha, parte del GR1 Sendero Histórico, hasta los campos de cultivo que ya me ofrecen una buena vista del castro de Los Pozos y sus cuetos vecinos.

En un momento, cuando la pista agrícola vira bruscamente a la derecha hay que abandonarla para seguir las balizas del GR-1 por el pastizal, cuya flora primaveral mostré aquí, aunque ahora también han florecido los gamones (Asphodelus albus), que se hacen notar.

Los gamones en flor

Tras atravesar una zona de bosque hay que cruzar una alambrada y seguir por la izquierda hasta confluir con un camino bien definido que, por su derecha, atraviesa un hayedo y conduce a la fuente de Los Pozos. En el abrevadero, ahora sí, consigo ver un tritón palmeado (Lissotriton helveticus).

Toca seguir ascendiendo pocos metros hasta una bifurcación donde abandono el GR-1 y tomo la pista de la izquierda, que bordea el castro y asciende suavemente en un ambiente de pinar hasta un rellano herboso. Allí, un gran pino seco marca el punto donde hay que meterse en el bosque por el lado izquierdo de la pista para superar la ladera del cueto. El sendero es poco claro pero el ascenso es sencillo. Además encuentro a la la bonita genciana azul (Gentiana occidentalis), una sorpresa que agradezco.

Gentiana occidentalis

Al de poco tiempo llego a la cresta rocosa de la cima, que se supera fácilmente.

Caminando hacia al derecha, busco la cota más alta con el GPS y ¡voilà!, estoy en la “cumbre” del castro de Los Pozos con un bonito hayedo primaveral en el que los hayucos ya están germinando (imagen adjunta).

Hayedo en la cumbre de Los Pozos

Vuelvo al collado para continuar por el mismo camino, ahora en descenso, hasta un punto en el que me desvío a la izquierda para tomar una pista que bordea la ladera opuesta del monte por el barranco del Cotillo (con el track de Wikiloc al final, esta bifurcación se encuentra sin problema).

Bóveda

Tras pasar junto a la cueva de La Ozácar, llego a una pista agraria que sigo por su tramo derecho para regresar con rapidez de nuevo a Bóveda.

Track en Wikiloc

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/castro-de-los-pozos-desde-boveda-167665367?utm_medium=app&utm_campaign=share&utm_source=1965485

Mapa de la ruta

Nombres en euskera de las especies mencionadas: Gamón o asfodelo: basaporrua / genciana: gentziana / tritón palmeado: uhandre palmatua

Rutas por los castros de Bóveda (I): El Alto del Cueto (894 m)

Tiempo: 1h 40 min Distancia: 6,3 km Desnivel: 215 m Dificultad: fácil

Nota: para facilitar la ruta, al final del texto tenéis un mapa y un track de Wikiloc.

De derecha a izquierda los castros de El Alto del Cueto, Los Pozos y La Ozácar

Si bien la palabra castro puede significar un poblado prerromano, su otra acepción, junto con la de cueto, sirve para nombrar a pequeños montes, algo cónicos, con restos de una cresta rocosa y aislados de otros por collados.

En el caso de Bóveda hay varios, todos alineados bajo la ladera de la Sierra Gobea, desde el monte Recuenco a Peña Karria, y que de norte a sur son los siguientes: Alto del Cueto, Los Pozos, La Ozácar (o La Sota), La Tejera y San Andrés

El bosque recubre sus cimas (sin buzón) desde las que apenas hay vistas. Podríamos decir que frente a las altas cumbres, estas colinas son como obras menores de la naturaleza, pero ahí están y yo las quiero conocer, pues son parte del paisaje natural del valle. Si eres un amante del silencio (humano) pero fan de los sonidos de la naturaleza, no dudes en recorrer estos modestos cuetos.

Castro Alto del Cueto desde La Valleja

En esta ocasión visito el castro del Alto del Cueto (894 m), para lo que inicio la marcha en la Calle Real de Bóveda a la altura del frontón. Continúo por la carretera A-2622 (dirección al Puerto de la Horca) 800 m hasta el paraje de La Valleja, donde, por la izquierda, cruzo el río Omecillo y asciendo por la pista hasta una cancela metálica.

Nada más pasarla, el Alto del Cueto me muestra su perfil alargado; me dirijo hacia la derecha (oeste) para cruzar el pastizal, ya florido, y encontrar una antigua pista que penetra en el pinar y que discurre a lo largo de todo el monte cercana a su cresta, lo que facilita la marcha.

Pero yo quiero conocer su cota más alta y palpar su ambiente, por lo que tras un fuerte giro a la izquierda de la pista, la abandono y, bosque a través, me encaramo a la “arista”.

El canto del cuco y el repiqueteo del pájaro carpintero me acompañan en este ambiente boscoso y pronto el gps me dice que he llegado a la “cumbre” (896 m según el aparato) cubierta de pinos y carrascas.

Me muevo un poco y consigo ver los contrafuertes del Recuenco, tras lo que desciendo hasta la pista antes mencionada que me conduce a la parte baja del monte.

Allí confluyo con el camino que viene de La Valleja y lo sigo por la derecha para acercarme al abrevadero y fuente de Los Pozos con la intención de observar a los tritones palmeados. Pero no hay suerte, pues una masa de ova (algas verdes filamentosas) cubre todo el abrevadero.

Retrocedo para volver a Bóveda por la cancela de La Valleja (la del inicio) pero tras cruzarla y deleitarme con una gran encina de tronco ahuecado, giro a la derecha por otro camino en un ambiente de encinar adehesado.

Confluyo con una buena pista agraria (tramo del GR-1, Sendero Histórico) desde la que ya se ve Bóveda, a donde llego en poco tiempo. Mi próxima cita con los cuetos o castros será el de Los Pozos. Ya os contaré.

Mapa de la ruta

Flora del pastizal: (fotografías superiores)

Arriba: Fritillaria pyrenaica, Globularia vulgaris, Helianthemum apenninum Abajo: Ophrys tenthredinifera (orquídea), Genista scorpius (aulaga), Genista hispanica (aliaga)

Track en Wikiloc:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/alto-del-cueto-896-m-desde-boveda-167665407

Ruta circular desde Bóveda hasta el monte Pocilla (918 m) en La Granja

Tiempo: 2h 40 min. Distancia: 12 km Dificultad: fácil Desnivel: 225 m

Es pleno invierno con las cumbres del valle nevadas y la vegetación escarchada. Esta vez subiré cómodamente desde Bóveda hasta Pocilla, una colina que sobresale tímidamente sobre los pastizales de La Granja.

Comienzo a caminar por la Calle Real dirección al puerto de La Horca y a la altura del número 60, donde se encuentra una fuente, un lavadero y un potro para herrar, giro a la derecha y luego prosigo por la calle de la izquierda, la más más cercana a la carretera (ver la captura de Google Maps al final).

Monte Recuenco desde el encinar de Larrá

A la altura de un depósito de agua continúo por la izquierda, atravieso una puerta metálica y penetro en la bonita pradera de Larrá, de aspecto adehesado por las encinas clareadas*. Hacia el oeste el monte Recuenco está cubierto de nieve, mientras que en las rocas del camino los musgos resisten sorprendentemente la helada de la noche anterior.

Musgos con escarcha en las rocas del camino

La pista penetra ahora en un pinar que a ratos se mezcla con carrascas y hayas. En los charcos el agua helada forma figuras abstractas, cada una única entre las demás. Y lo agradezco, pues a falta de flores estos detalles me divierten.

Diseños curiosos del agua helada en los charcos del camino

Ya en la parte alta llego a una bifurcación y aunque los dos caminos me valdrían, tomo el de la izquierda, que pasa junto a la cruz de Leocadio. Poco después el camino se curva a la derecha en las proximidades del barrerón de Muniteri, que separa Bóveda del Valle de Losa y es punto de acceso al monte Peña Alta que ya describí aquí.

Al de poco abandono el camino principal y asciendo por la ladera herbosa de la izquierda siguiendo las rodadas de los todoterrenos; llego así a la parte más alta de los prados de La Granja, salpicados de piedras calizas donde son frecuentes los fósiles de moluscos marinos.

Fósil de un molusco gasterópodo en La Granja

En nada llego al vértice geodésico del monte Pocilla desde donde disfruto de un panorama soberbio, pues la nieve cubre todas las cimas, desde el Recuenco hasta el Gorbeia pasando por los montes de Losa, Peña Angulo y Sierra Salvada.

Monte Pocilla (918 m)

Tras el descanso prosigo por los pastos sin apenas perder altura y bordeo dos balsas de ganado hasta confluir por la derecha con la pista que había abandonado antes. Es cuestión de seguirla 150 m para llegar a una bifurcación donde, a la derecha, comienza el camino de descenso .

Balsa para el ganado junto al monte Pocilla

La amplia senda atraviesa una luminosa pradera con un encinar que de nuevo recuerda a una dehesa y disfruto de lo lindo con los rayos del sol y la amplia vista del Recuenco y su blancura. Más abajo bordeo una balsa de regadío, luego desciendo con más pendiente junto al barranco de Pozolao y llego a la parte baja del valle para cerrar el circuito a la altura del depósito de agua mencionado al inicio. Ya solo restan unos minutos para volver, un poco más moreno, al centro de Bóveda.

*Tras un verano y otoño secos y calurosos, muchas encinas han adquirido un aspecto de estar secas con todas sus hojas marrones. Es posible que al estar debilitadas por la sequía les haya afectado la “seca” de la encina, una enfermedad producida por el hongo fitóftora (Phytophthora sp.) que infecta a las raíces del árbol y le impide absorber agua, condenándolo a una muerte casi segura. El tiempo lo dirá…

Encina afectada por la sequía y tal vez por el hongo de la “seca”
Detalle del inicio de la ruta a la altura del nº 60 de la Calle Real

Enlace a la ruta en Wikiloc: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-circular-desde-boveda-al-monte-pocilla-125624702

Pequeña ruta circular de Bóveda a Quintanilla entre orquídeas y espinos en flor

Longitud: 5,8 km Tiempo: 1 h 30 min Dificultad: fácil


Paisaje con el pueblo de Quintanilla
Quintanilla. En el centro la iglesia de S. Julián y Santa Basilia; a la derecha, la ermita de N. S. del Olmo.

La primavera en el valle está que se sale y aprovecho para realizar esta corta pero agradable ruta que comienza la altura del número 46 de la Calle Real de Bóveda.

Ascendiendo entre casas por la calle de la Estrada, tal como indico en la fotografía de Google Maps al final, pronto encontramos un camino labrado en roca, uno más de los que se dirigen hacia los pastizales de La Granja.

En los bordes abunda el apio caballar (Smyrnium olusatrum) cuyas semillas huelen parecido a la mirra, de donde procede el genérico Smyrnium. Antaño se consumía como verdura pero cayó en desuso al ser sustituido por el apio.

La planta apio caballar con sus flores verde amarillentas
Apio caballar en flor

Los espinos (Crataegus monogyna), cuya flor es muy apreciada y vendida para fortalecer la circulación sanguínea, están floridos y las abejas aprovechan la ocasión para zumbar sin descanso.

Espino albar en flor

A nuestra izquierda vemos un barranco poblado por quejigos, encinas, varios tipos de arces y otros arbustos que le dan un aspecto asalvajado. Por su fondo discurre el arroyo del Vallejo, aunque debido a la frondosidad del bosque, no se ve.

Flores azules de la aguileña
Flores de la aguileña

Tras atravesar una barrera metálica, y sin apenas pendiente, seguimos sin esfuerzo acompañados de las elegantes aguileñas (Aquilegia vulgaris). También llama la atención que la orquídea del chivo (Himantoglossum hircinum) sea tan habitual. Sólo por ver sus exuberantes flores acintadas ya merece la pena la caminata.

Flores acintadas de una orquídea
La bella orquídea Hymantoglossum hircinum
Flores blancas de la familia de las jaras en un prado
Prado cubierto por Helianthemum apenninum

Ya en terreno más abierto con los pastos cubiertos de Helianthemum apenninum (una flor de la familia de las jaras) un muro de piedra a nuestra derecha nos sirve de referencia. Cuando termina, allí donde el camino se bifurca, no seguimos ninguna de la dos pistas sino que giramos a la derecha por un sendero que discurre paralelo a una alambrada.

Caminamos por un encinar clareado donde abunda una florecilla elegante, Anthericum liliago, a la que se le conoce como flor de lis (por su parecido con la flor de los lirios) o flor de la araña, cuyo significado no he conseguido descubrir.

Flores blancas de Anthericum liliago
Anthericum liliago

Poco después confluimos con una buena pista que seguimos por la derecha, en sentido descendente hacia Quintanilla.

Aparecen dos plantas que llaman la atención, la orobanche (Orobanche gracilis), con sus corolas de color vino tinto, que es parásita de la aulaga (Genista scorpius) e Iberis carnosa, propia de suelos rocosos en los que forma unos bonitos conjuntos con sus apretadas flores lilas o blancas.

Tres plantas parásitas de color algo marrón del grupo de las orobanches
La parásita Orobanche gracilis
Conjunto de flores lilas de Iberis carnosa en el suelo
Iberis carnosa creciendo en un suelo rocoso

Seguimos descendiendo, atravesamos un arroyo y continuamos por el camino de la derecha que nos conduce a las inmediaciones de Quintanilla.

Atravesamos otra cancela metálica y a pocos metros, ¡atención!: en unas campas no cultivadas a nuestra derecha (se puede acceder a ellas por la parte derruida de un muro) hay dos orquídeas silvestres muy bellas, Orchis militaris y Anacamptis pyramidalis. Además, cantidad de pequeñas flores tiñen el prado de color, teniendo como fondo la iglesia y la ermita de Quintanilla. Una bonita postal, vamos.

Orquídea de color rosa llamada Orchis militaris
La orquídea Orchis militaris. Sus flores parecen una persona con un casco, como si fueran soldados; de ahí su nombre
Orquídea de color rosa llamada Anacamptis pyramidalis
La orquídea Anacamptis pyramidalis
Quintanilla en primavera

Volvemos al camino y atravesamos el pueblo. A su salida un cartel indica que quedan 1,6 km hasta Bóveda, todo cuesta abajo por una carretera sin apenas tráfico y con buenas vistas de la sierra de Bóveda.

Caminamos tranquilamente mientras contemplamos el mosaico que forman los diversos cultivos de cereal (trigo, cebada y avena) y las fincas de veza (una legumbre forrajera cuya vaina se ve a la izquierda), cada uno con su matiz de verde.

Antes de confluir con la carretera general, un desvío balizado a la derecha nos conduce por una pista agraria al centro de Bóveda, finalizando así esta cómoda excursión.

Plano de la ruta
Detalle del inicio de la ruta

Nombres en euskera de las especies mencionadas (en el caso de que exista):

Aguileña : kukupraka / Espino albar: elorri zuria

Ruta circular desde Bóveda por la cueva de Ozácar

Longitud: 7 km. Tiempo: 1h 30 minutos. Dificultad: fácil. Desnivel: 110 m.

De nuevo me dispongo a realizar un paseo corto y sencillo pero apetecible desde el pueblo de Bóveda, esta vez para degustar un pequeño hayedo y su arroyo, ambos situados entre las colinas boscosas de La Sota y La Tejera.

Vista del pueblo de Bóveda con campos verdes al fondo y cielo azul
Endrinos en flor y el pueblo de Bóveda

Arranco desde el Centro Social del pueblo sobrepasando el frontón, donde nacen dos pistas agrarias. Tomo la de la derecha que pasa junto a los contenedores de residuos y se dirige hacia la sierra de Bóveda coronada por el monte Recuenco (1.217 m) (la otra pista será la del regreso).

En los bordes los endrinos están florecidos y a ambos lados los campos verdes de cereal contrastan con el cielo azul.

Rama con flores blancas del endrino
Endrino en flor (Prunus spinosa)
Conjunto de primaveras con sus flores amarillas
Primaveras en flor (Primula veris)

En un momento del recorrido la pista gira 90º a la derecha; es el momento de dejarla y continuar por un sendero herboso que nace a la izquierda. Abundan las primaveras y disfruto al poder pisar la hojarasca de encinas, quejigos y hayas, adornada por fragmentos del liquen Evernia prunastri, una especie habitual que puede recubrir ramas enteras.

El liquen Evernia prunastri sobre hojas secas en el suelo
El liquen Evernia prunastri sobre la hojarasca del hayedo

Estoy caminando entre las colinas de La Ozácar (911 m) a la derecha y la de La Sota (908 m) a la izquierda, un agradable entorno dominado por un hayedo y un arroyo que lo cruza. A la derecha surge la cueva de La Ozácar, pero dejo su exploración para otra ocasión (¿tendrá algun invertebrado cavernícola interesante?), y continúo disfrutando de este ambiente salvaje.

Imagen de la entrada de la cueva de La Ozácar
Cueva de La Ozácar

Poco después los pinos silvestres o albares (Pinus sylvestris, la conífera autóctona y principal de todo Álava) vuelve a reinar y confluyo con una buena pista. La sigo y llego a un claro con dos opciones: por la derecha se asciende al Portillo de la Sierra (1087 m) y más allá al pueblo de Lalastra, en el Parque Natural de Valderejo, parte de la Etapa 7 del GR-282. Yo opto por el camino de la izquierda que desciende hacia Bóveda.

Llego al hayedo en el que quería detenerme. Un arroyo lo cruza y con semejante humedad los musgos cubren el suelo y troncos de las hayas abatidas por las tormentas con sus infinitos verdes. También el eléboro verde aporta su punto verdoso al conjunto.

Encuentro un tronco de haya tumbado; alguien ha tallado con el hacha el nombre de Bóveda, como queriendo dejar bien claro a quién pertenece el territorio. También veo algunos tejos jóvenes (Taxus baccata, agina en euskera). Algún día hablaré de este árbol tan escaso como venenoso.

Imagen de un tejo joven. El tejo es un árbol de la familia de las coníferas
Joven tejo en el hayedo

Me acerco al arroyo, que en esta época lleva bastante agua. Tiene una belleza especial y me doy cuenta del motivo: las aguas llevan tanta cal que el cauce adquiere una tonalidad beige, lo que resalta la transparencia del agua. Disfruto de este pequeño paraíso, trasteando por aquí y allá en busca de hongos, anfibios o de lo que surja.

Arroyo en el hayedo
El jacinto estrellado con varias flores de color morado
Plantas del jacinto estrellado en flor

Mi curiosidad tiene su recompensa cuando encuentro una población enorme del jacinto estrellado (Scilla liliohyacinthus), una llamativa planta silvestre que nunca había visto con semejante número de ejemplares.

Tras fotografiarla a placer, continúo y paso junto a la fuente de la Tejera, zona de captación de agua potable para Bóveda.

En la parte baja del camino el paisaje se despeja y doy con una nueva bifurcación. La pista de la derecha (Etapa 15 del GR-1) conduce al pueblo de Tobillas; yo continúo por la izquierda hasta dar con una verja metálica.

A partir de ese punto sólo queda seguir la pista agrícola que entre fincas de cultivo me devuelve al inicio de esta caminata forestal.

Mapa de la ruta
Mapa de la ruta

Ruta botánica circular desde Bóveda a Los Pozos

Todos los pueblos de Gaubea-Valdegovía tienen la ventaja de tener numerosos senderos que se pueden realizar sin recurrir al automóvil y Bóveda no es una excepción.

Fotografía del pueblo de Bóveda
Bóveda. Gaubea – Valdegovía

En esta ocasión he realizado un corto pero agradable paseo circular, de poca pendiente y apropiado para todas las edades y que tiene como referencia el entorno de Los Pozos, un lugar muy visitado por senderistas y recolectores de setas.

Inicio la marcha a la altura del centro social y camino por la carretera A-2622 en dirección al puerto de La Horca. A unos 250m, frente a una fuente-lavadero cruzo el río Omecillo por un puente y continúo por la pista de la derecha, balizada con una señal del enlace al GR-1 que se dirige a Río de Losa y el Puerto de la Horca.

En los bordes ya veo florecida a la olorosa primavera (Primula veris, San Jose lorea en euskera) y a los endrinos (Prunus spinosa, elorri beltza en euskera). Tras superar la cuesta el terreno se abre a cultivos de cereal. Es el paraje de La Raneja y solo hay que seguir la pista agrícola teniendo en el horizonte la mole del monte Recuenco (1.217 m).

Conjunto de flores amarillas de la planta primavera, Primula veris
Primaveras en flor
Varias flores blancas del endrino en una rama
Endrino en flor
Campo verde de cereal y cielo nublado
Campos de cereal en abril en el paraje de La Raneja. Bóveda

Poco después el camino se bifurca pero descarto el de la derecha y continúo recto orientado por las marcas blancas y rojas del GR-1 además de flechas amarillas que se dirigen hacia los contrafuertes del Recuenco.

Penetro en bosque, mezcla de pinos, acebos y hayas, en cuyo suelo abundan las hepáticas y las primaveras y llego a una alambrada con un paso, que atravieso para seguir hacia la izquierda según indican las balizas blancas y rojas.

Varias flores de color azul de la planta hepática
Hepáticas en flor

Atravieso un bello y antiguo muro de piedra cubierto de musgos y con azules hepáticas y me sumerjo en el hayedo cubierto del eléboro verde y por el que fluye un arroyo. El ambiente es un tanto caótico por las numerosas hayas caídas por las nevadas y que servirán de alimento a insectos, fundamentales para las aves y para la transformación de la madera en nuevo suelo.

Eléboro verde en el hayedo. Bóveda

En breves minutos salgo a la luz, en un claro situado entre dos colinas boscosas, la del Cueto (896 m) a la derecha y la de La Ozácar (907 m) a la izquierda. Estoy en el mencionado paraje de Los Pozos y en él se ubica un bonito abrevadero de piedra adornado con musgos, helechos y hepáticas.

Abrevadero de piedra para el ganado
Abrevadero en Los Pozos. Bóveda

Dado que es época de reproducción de anfibios me dispongo a curiosear. Y efectivamente, además de renacuajos variados veo varios ejemplares del tritón palmeado (Lissotriton helveticus) que en euskera se denomina uhandre palmatua. Este anfibio es habitual en charcas y abrevaderos donde es fácil de ver, aunque en el verano puede abandonar el agua para refugiarse en el bosque y adquirir una vida nocturna. Cojo uno con sumo cuidado para fotografiarlo tras lo que lo devuelvo a su hogar.

Un tritón palmeado sobre algas verdes
Tritón palmeado

En ese punto se puede continuar hacia el puerto de La Horca pero yo comienzo a retornar al pueblo tomando hacia la derecha la pista que desciende entre encinas y que me llevará a una planicie de pastos y carrascas clareadas, un agradable lugar llamado La Valleja.

Dado que la pista es de piedra suelta, trasteo un poco en busca de algún fósil, pues sé que en este lugar los hay, y efectivamente, no tardo en encontrar una especie de almeja gigante, el Plagiostoma hoperi*, del Cretácico superior (hace unos 85 millones de años), muy habitual en Gaubea – Valdegovía.

El fósil Plagiostoma hoperi, de una especie de almeja, sujetado en la mano
Fósil de Plagiostoma hoperi, frecuente en Gaubea – Valdegovía

Tras guardar mi trofeo fosilizado en la mochila continúo la marcha, atravieso una cancela metálica y observo a la derecha un gran ejemplar de encina cuya base está ahuecada, lo que incluso aumenta su valor estético.

Una hermosa encina con la base del tronco horadada
Bonito ejemplar de encina (Quercus ilex) en La Valleja. Bóveda

Desciendo por la pista y llego a la carretera que me lleva de nuevo a Bóveda, dando por finalizada esta grata caminata.

Mapa de la ruta

Longitud de la ruta: 4,5 km. Tiempo sin paradas: 1 hora

*Nota: la identificación y datación de los fósiles de mi blog ha sido realizada por Carmelo Corral, paleontólogo y conservador de las colecciones de paleontología del Arabako Natur Zientzien Museoa / Museo de Ciencias Naturales de Álava.